8, avenue de la Liberté, 67000 Strasbourg
Detrás de una fachada de arenisca rosa, impregnada de una elegancia discreta, se revela una casa burguesa del siglo XIX convertida en uno de los refugios más tranquilos de Estrasburgo. En el límite del bullicio del centro de la ciudad, el Hotel Régent Contades ofrece un estilo de vida refinado, reflejo del barrio de la Neustadt que lo rodea. Desde el primer momento, se entra en una atmósfera acogedora, marcada por maderas antiguas, molduras cuidadas, techos altos y juegos de luces tenues. La impresión de adentrarse en un lugar apartado del tumulto moderno surge de forma natural.
La acogida, atenta y discreta a la vez, contribuye a esta sensación de bienestar sin formalismos. Se le da tiempo para instalarse, para sentir el lugar, como si el ritmo se adaptara a su propio tempo. El Gran Salón, con acentos de la Belle Époque, revela sus suelos de parquet en espiga y sus lámparas colgantes desde la mañana, durante el desayuno. Este momento del día se transforma en un ritual apacible, frente a un variado bufé de productos frescos y sabrosos.
Las 48 habitaciones y suites, distribuidas en varios pisos, combinan armoniosamente tradición y modernidad. La comodidad de la ropa de cama, la suavidad de los materiales y la precisión de las iluminaciones crean un ambiente propicio para el descanso. Algunas ofrecen vistas a las orillas del río Ill, otras a las perspectivas haussmannianas de la avenida de la Libertad o a la plaza de la Universidad. El encanto opera sin necesidad de artificios. Cada habitación, ya sea una Clásica o una Suite en el último piso, revela una personalidad sutil, fiel al espíritu del lugar.
Algunos detalles marcan la diferencia, como la presencia de mobiliario diseñado a medida, albornoces mullidos a disposición o un minibar discretamente integrado. El baño, funcional y bien distribuido, está equipado con bañera-ducha, zapatillas y productos de cortesía de calidad. En las suites más espaciosas, se puede disfrutar de un salón separado o incluso, según las configuraciones, de un jacuzzi o una kitchenette.
El hotel no se limita a ofrecer un simple alojamiento. Se convierte en un lugar de vida completo gracias a sus espacios de relajación pensados para la tranquilidad. El espacio de bienestar del quinto piso invita a una pausa regeneradora. El sanarium, modulable como sauna o hammam, se utiliza bajo reserva, permitiendo a cada huésped disfrutar de un momento de calma absoluta.
El bar Regency, en la planta baja, prolonga esta sensación de intimidad. En un decorado inspirado en los clubes ingleses, con maderas oscuras, tejidos gruesos y luces tenues, se puede disfrutar de un vaso de whisky de una selección internacional o de un cóctel bien ejecutado. El lugar, abierto de 11:00 a 1:00, invita a conversaciones tranquilas o a la lectura en silencio.
El servicio de habitaciones está disponible a cualquier hora, para quienes deseen prolongar la tranquilidad sin salir de la habitación. Hay habitaciones especialmente adaptadas para personas con movilidad reducida, y se puede reservar un aparcamiento privado según disponibilidad. Aunque no todas las habitaciones están conectadas por ascensor, el equipo siempre está dispuesto a asistir a los huéspedes con amabilidad.
Lo que deja una impresión duradera es la manera en que el hotel logra combinar la nobleza del lugar con un enfoque cálido. Aquí, nada es ostentoso. Todo está pensado para que pueda centrarse, ralentizar, disfrutar, en un decorado cargado de historia pero siempre acogedor.
Desde el hotel, Estrasburgo se descubre sin esfuerzo. En pocos minutos a pie, se llega a la majestuosa catedral de Notre-Dame, las calles adoquinadas del casco antiguo o los puentes florecidos de la Petite France. En bicicleta, se pueden recorrer los muelles, cruzar las pasarelas o llegar suavemente a las instituciones europeas. La ciudad se presta a todas las formas de descubrimiento: activa, contemplativa, gastronómica.
Para una pausa al aire libre, el parque de la Orangerie ofrece hermosos paseos a la sombra de árboles centenarios, cerca del barrio imperial. Los amantes de la cultura disfrutarán de la riqueza de los museos cercanos, como el museo de Bellas Artes, ubicado en el Palacio Rohan, o el museo de Arte Moderno y Contemporáneo. Los apasionados de la arquitectura, por su parte, podrán pasear por las calles de la Neustadt, clasificada como patrimonio mundial por la UNESCO.
En cuanto a gastronomía, la ciudad está llena de lugares por descubrir. Para una mesa alsaciana con sabores locales bien elaborados, Maison des Tanneurs es una apuesta segura en la Petite France. Para una cocina más contemporánea, no se pierda Umami o el restaurante Le Botaniste, ambos elogiados por su creatividad. En invierno, el mercado de Navidad transforma la ciudad en un escenario de cuento de hadas, con sus aromas de especias, sus iluminaciones y el imprescindible Gran Árbol de la plaza Kléber.
Estrasburgo seduce tanto a quienes la descubren como a quienes regresan. Y desde el Hotel Régent Contades, dispone de un punto de anclaje ideal para disfrutar de todos sus matices. Ya sea para una estancia romántica, un momento de relajación o una escapada cultural, el lugar sabe convertirse en cómplice de su experiencia.
Se parte de este hotel con imágenes grabadas en la memoria: un reflejo en el río Ill al amanecer, una copa compartida en el silencio acogedor del bar, un instante suspendido en el calor del sanarium. Detalles simples, pero que juntos forman un hermoso paréntesis en Estrasburgo.
General
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Desde 103 EUR por noche